sábado, 12 de septiembre de 2009

Desde las Montañas (7)

Hola de nuevo.
Escribí la continuación de la historia y al guardar, no se que pasó, un fallo del sistema y se borró ¡con lo que me había costado! Cuando hablo del Cabildo me resulta bastante difícil, no se han portado ni un poquito bien conmigo por lo que al recordar y pensar en todo lo que me queda por lograr, me sumerjo en las emociones. Necesito esperar a que las aguas se calmen antes de expresar, no quiero contar esta historia con rabia, eso me hace daño. También escribí secuencias, imágenes sobre el trabajo de mis obreros preciosas pero soy incapaz de repetirlas, lo que salga hoy del tintero es nuevo y lo que se borró, el viento se lo llevó.
Mis costillas siguen doliendo, al final me hice una radiografía y tengo dos fracturadas, creía que sería una fisura pero no, rotas, rotas; Me he dado cuenta de que mi umbral del dolor es bastante alto, mi cuerpo está hecho polvo, dos costillas rotas, una hernia umbilical, a punto de perder un diente , parezco un cromo y aun así nada me para, necesito que esto acabe de una vez, volver a estabilizar mi vida, pero si lo que pretenden los poderosos es hacerme claudicar, antes encontrarán mi cadáver. Menos mal que tengo unos hijos encantadores, limpian un poco la casa, cocinan lo que les digo y no me dejan hacer esfuerzos, tienen diez y doce años, gracias a ellos me voy a curar rápidamente.
En estas últimas semanas, he escrito dos correos electrónicos a la Reina, otro al Presidente Zapatero, una carta abierta dirigida a ZP y enviada a un montón de periódicos, pero parece que todos mis esfuerzos caen en saco roto, así que no me queda otro remedio que seguir teniendo paciencia y buscar como busca una semilla que germina abriéndose paso a través de la tierra, bordeando todas las piedrecitas que se interponen en su camino hacia la luz del sol. Eso me recuerda a mis primeros tiempos viviendo en la finca:
Había regresado de visitar a mis padres, por aquel entonces sólo tenía un niño que aún no había cumplido el año.
Traje semillas de un pino piñonero, un árbol que me vio crecer casi todos los veranos desde mi infancia hasta mi primera juventud. Me parecía emocionante, era la primera vez que sembraba un árbol. Cogí unas cuantas macetas y puse algunas semillas. Las regué, no sabía si lo estaba haciendo bien o mal, no tenía experiencia, no quería ahogarlas ni tampoco secarlas por lo que procuraba descubrir tocando la tierra cual era el momento adecuado para volver a darles de beber. El tiempo pasaba, no había respuesta, ninguna puntita verde con pinta de pino asomaba. Un mes mas tarde decidí que mi intento había fracasado, cogí una maceta, escarbé hasta dar con el piñón, lo abrí y cual fue mi sorpresa al descubrir que estaba empezando a germinar; Acababa de matar a un árbol, me sentí fatal, me castigué a mi misma hasta que me dí cuenta de que la vida me daba una lección, Paciencia, a veces nos desesperamos, al menos yo me desespero, quisiera que todo saliera a la velocidad del rayo, como la lámpara de Aladino y sin embargo no siempre funciona de esta manera, cuando se trata de ir a un comercio de compras es fácil, deseas, pagas y te lo llevas, sin perder un segundo de tu vida pero ¿a que precio? los chinos están ocupando el mercado, llenándolo de basura con forma de algo, la creatividad se está extinguiendo, los artesanos desaparecen, la calidad se esfuma dejando espacio a la cantidad y gracias a todo esto, nuestro planeta llora. Montañas y montañas de basura por todas partes, me pregunto ¿para que? ¿Para tener un dinero que ni existe? ¡Que absurdo! Supongo que en algún lugar ya lo he dicho y me estaré repitiendo, pero estoy convencida de que con los recursos y la tecnología que tenemos, si hiciéramos desaparecer el clasismo, si nos permitiéramos usar lo que necesitamos, si se nos quitara el deseo de aparentar poseer algo que en verdad nunca poseemos, los seres humanos podríamos vivir muy bien, en colaboración unos con otros. Hay personas que “tienen” lo que jamás podrán utilizar, ¿de qué les sirve? Me encantaría que algún millonario me conteste a esta pregunta. Lo peor es el movimiento de la masa, todos van juntos en una dirección, si se decide imponer una moda todos a comprar lo mismo, falta el criterio propio, estamos en un tiempo de individualismo, o eso dicen, yo no lo veo así, lo que yo siento es que el borreguismo ha tomado el camino de la desunión, está casi prohibido socialmente ocuparse de algo más allá de tu propia historia y ni siquiera te ocupas de ella, si así fuera, yo no hubiera necesitado entregar mi vida como lo estoy haciendo por esta causa, los Gobernantes sabrían que nos ocupamos de lo importante y no podrían torearnos porque la sociedad ya no lo permitiría, pero aun vivimos dormidos.
El otro día, en el Centro de Salud, cuando me hice la radiografía, me reboté con un chico, uno de esos Rebeldes Canariones cargados de odio que lo único que hacen es sacar mala onda y bla bla blá, hay veces que ante esa actitud hago oídos sordos, pero otras veces no me callo, se que es inútil, que solo me altero para nada y me reafirmo en saber que es una lástima.
Mis costillas duelen mucho así que por el momento me retiro, pero primero voy a copiar y pegar la carta que mandé a los periódicos, si ellos no quieren publicarla por lo menos lo hago yo en este blog.


CARTA ABIERTA PARA JOSE LUIS RODRIGUEZ ZAPATERO

Señor Presidente de España:
Mi nombre es Paloma de Montemayor Palomar, soy una de las afectadas del incendio Gran Canaria 2007. Estoy en proceso de reconstrucción de la ruina total, fruto de las llamas.
Han sido dos años muy duros y de una lucha constante que puede seguir en mi blog: www.palomademontemayor.blogspot.com El Gobierno autónomo ha cumplido con su parte mientras que usted no ha soltado prenda en lo que se refiere a la reconstrucción de nuestras casas quemadas. Se comprometió en el artículo 10 del REAL DECRETO LEY 7/2007, escrito en el BOE num. 186 del 4 de agosto de 2007, donde se aprueban ayudas destinadas a las personas cuyas viviendas sufrieran una destrucción total.
Sr. Zapatero, mi casa, una de las más antiguas de la isla, está reconstruyéndose, cada piedra está siendo labrada con martillo y escoplo, una por una, en memoria y agradecimiento a nuestros antepasados. Necesito ese dinero para acabar la obra, de lo contario todo habrá sido para nada.
Por otro lado, la ubicación de la finca es solo a pié a través de un sendero de casi dos kilómetros por donde no puede pasar ningún vehículo. Por ese motivo solicité por distintas vías un helicóptero militar para el transporte de 5.000kg, solo la viga central de 6m de largo pesa 100Kg las otras 41, también de 6 metros cada una y un peso de 50kg, que es lo mismo que dos sacos de cemento.
La Delegada de Gobierno me respondió: El transporte aéreo militar no se puede utilizar para fines particulares, solo en colaboración ciudadana, catástrofes excepcionales y emergencias.
El Ministerio de Defensa opina que responder positivamente a mi solicitud conlleva el peligro de crear precedentes. Presidente: No hay tanta gente en España que viva en un lugar tan remoto a donde solo se puede ir caminando, Dios no quiera que se quemen sus casas y si así fuera ¡Qué menos que echar una mano! Nuestros militares están reconstruyendo casas en Afganistán, utilizando transporte aéreo militar para llevar lo que crean conveniente, ya se que en mi casa no hay petróleo, solo tierra esperando a ser sembrada para dar de comer.
No pido un helicóptero para ir de caza a África como el Fiscal General del Estado, si no me equivoco, ni tampoco un Hércules para cruzar el Estrecho de Gibraltar con un traje de pájaro como los chicos de Proyecto Alas que seguramente después vendieron el reportaje. Solamente pretendo que mis obreros no se revienten, no tengan un accidente innecesario, no quiero que se partan el lomo, la pierna o la cabeza teniendo como tenemos en el siglo XXI medios para evitarlo. Adjunto fotografía aérea de la finca, otra en la que cargo unas tablas para habilitar la cueva donde poder alojar a mi peón y la tercera donde subo arena sobre el hombro para que tenga distintas perspectivas del sendero.

A la espera de su rápida actuación para que no me caigan las lluvias encima, se despide atentamente
Paloma de Montemayor Palomar