miércoles, 19 de diciembre de 2007

6 de dicembre - dia de la Constitución



Demos un salto en el tiempo, y vayamos al seis de Diciembre, día de la constitución Española.
Todavía era de noche, estaba durmiendo cuando me levanté sobresaltada, mis emociones se dispararon y mi cabeza se llenó de pensamientos visitantes.
.- No hay esperanza, el mundo seguirá dando vueltas y más vueltas alrededor del mismo pozo, la gente no recibe la inspiración que les invite a parar las aspas a ese molino de viento quijotesco, mientras exista el miedo a perder, no se enfrentará a otra posibilidad. Si el Ser Humano comprendiera que lo único que en verdad le pertenece nadie puede arrebatárselo.
.- ¿De que me estás hablando?; podría preguntar alguien
.- Puedo hablar de mi experiencia, Nací en una familia cuya sangre según cuentan debería ser azul, pero desde que tengo uso de razón, recuerdo en todas mis heridas ver el color rojo; Mi abuela creció en un palacio que si mi memoria no falla, la última vez que lo vi, mi edad estaría alrededor de los tres años y de lo único que me acuerdo es del gallo blanco que me picó, y de ese cuarto oscuro bajo la escalera donde la chacha me encerraba diciéndome: ¡castigada al cuarto de las ratas!, yo gritaba mientras me mordisqueaban las piernas hasta que un día mi hermano mayor abrió la puerta, encendió la luz y descubrí que la única rata era la sirvienta pellizcándome en los gemelos. Que hubiera caballos, calesas y todo tipo del lujo de aquella época, no quita el que me encuentre hoy viviendo acampada en una plaza frente a una presidencia de un gobierno, que ese palacete hoy ya no pertenezca a mi familia…
¿Que es aquello que nunca cambió?:
A la edad de 7 años, cambié de colegio, descubrí que exitistía el clasismo, que aquellas niñas cuyos vestidos no eran tan “elegantes” como los de las otras, eran rechazadas, por mucho dinero que tuviera su familia (nuevos ricos), que pretendían educarme en el amor de Dios y sin embargo yo no sentía el amor por ninguna parte, no podía ser cierto que AMOR fuera hacer las cosas que tu no querías hacer por que si no te castigaban, te daban unas normas totalmente anormales en nombre de Dios, por ejemplo, si te bañabas en biquini, ibas a ir al infierno, si hablabas con los niños, también te condenabas, yo podía ser una niña, pero mi pequeño sentido común era probablemente superior al de mis profesores, por que me parecía una auténtica chorrada ese sin fin de estupideces antinaturales, cómo iba a ser pecado hablar con los niños, si yo misma tenía tres hermanos varones?, ¿Cómo iba a depender la amistad de la ropa que llevabas?, esto era más bien una norma de nuestra sociedad selecta.
Debe ser mi naturaleza, por que yo siempre discutía y expresaba mi visión de las cosas, en pocos meses, logré un puesto de honor en la lista negra del colegio, empecé a colectar cartas de quejas de las profesoras hacia mis padres y en pocos meses mi estómago empezó a doler con tanta fuerza que me pasaba las noches dando vueltas por el pasillo de mi casa, retorcida, no quería despertar a mi madre para dejarla descansar, así que en voz bajita decía.- mamá, me duele, ay, me duele mucho. Con el tiempo descubrí que en premio a mi pequeña rebeldía unida a ese complejo de culpa, había sido obsequiada con una úlcera de duodeno y duodenitis, enfermedad que según el médico, era bastante desarrollada por los empresarios estresados a partir de los 45 años.
Fue a esa tierna edad de 7 años, sintiendo esa tristeza existencial, donde una niñita se siente culpable por no comprender un punto de vista que según los adultos es correcto y según tu corazón es falso.
Cuando una mañana, me levanté para ir al colegio, como hacía siempre, lo primero era ir al baño, lavarme las manos y la cara y entonces, al verme reflejada en el espejo, me dije en voz alta: “Paloma, te juro que nunca permitiré que los mayores maten tu corazón”
Los años han ido pasando, sin embargo, mi lucha sigue siendo la misma, es como un compromiso irrompible que creo que en algún momento de la vida, todo niño sintió pero sin darse cuenta, quedó en el olvido.

Volvamos al 6-diciembre-2007
Todas esas sensaciones me desvelaron durante un buen rato y al fin logré conciliar el sueño.
Al despertar, pensé en la noche anterior y sobre la marcha escribí una gran pancarta dedicada al día de la constitución:

Le llamen como le llamen,
es una DICTADURA que lleva
al PAREDÓN:
El honor, el valor, la dignidad,
la creatividad, la amistad, el respeto,
la naturaleza, la espontaneidad,
la sabiduría, la sencillez…
¡Que legado para nuestra
Descendencia!

S.O.S


Cuando la estaba terminando, se acercó un hombre en bicicleta:
.- Debes ir corriendo a la plaza del Obelisco, allí están los políticos y los medios de comunicación, celebrando el aniversario de la Constitución Española, aquí no vas ha hacer nada, es allí donde tienes que ir.

No voy a negar que me puse muy nerviosa, especialmente por que la pancarta era enorme, pero la enrollé y me marché, mientras caminaba, iba pidiendo para mis adentros:
.- Angelitos, ocuparos de esta pancarta para que encuentre fácil la manera de sujetarla.
Al llegar, estaba alguien dando el discurso correspondiente al acto, había muy poca gente, políticos, militares, familiares y algún que otro ciudadano; quise acercarme un poco, pero la Policía Nacional enseguida me paró casi como si de un terrorista se tratara, quise abrir mi pancarta, pero uno de ellos la sujetaba por un extremo, empecé a decir:
.- quiero abrir esta pancarta, que pasa, ¿estamos en una dictadura? Tenemos derecho de expresión así que no me puede prohibir que la abra, y la abrí
.- Déme su documentación.
Si tenemos en cuenta que la mochila estaba en mi espalda, en una mano sujetaba la pancarta y en la otra una carpeta grande donde llevaba los papeles para recoger firmas, la tarea de sacar mi identificación sin soltar ni cerrar la pancarta, no fue tarea fácil, la carpeta la cogí entre las rodillas para sacar una mano para cambiar de lado la pancarta para poder quitarme una de las asas de la mochila, para después volver a cambiar para poder sacar la otra, pero se me cayó la carpeta de entre las piernas, entonces me agaché para cogerla, volvérmela a colocar para poder abrir la cremallera de la mochila con ayuda de los dientes, el policía perdía su paciencia.
.- Señora, está tardando demasiado en mostrármela, voy a tener que detenerla.
.- Usted a mí no me detiene, ¿no ve que se me está cayendo todo y no puedo hacerlo más deprisa?
.- La tengo que detener, me decía mientras intentaba cerrar mi pancarta al tiempo que yo no le dejaba y a la vez buscaba mi DNI.
Desde lo más profundo de mis vísceras, salio un grito de guerra, algo parecido a lo que hacen los indios rojos cuando van a pelear.
Los periodistas se giraron, me vieron y vinieron corriendo dejando al político hablando solo, el policía se calmó inmediatamente, me dejó en paz con mi pancarta y pude darle la documentación que tanto anhelaba; Algún redactor, quiso saber, pero no dije mucho, sólo quien soy, y que si quieren saber más, pueden venir a visitarme. Como siempre, el único que se acercó un día después para documentar las imágenes fue mi adorado CANAL 9 TV, si estuvo la noticia en algún otro lugar nunca llegué a enterarme, pero tuve el placer ese mismo día de ver en el telediario donde no se me nombraba como en un momento del discurso, los políticos se alteraron mirando hacia donde supongo estaba yo dando mi grito de guerra.
Al lado mío, estaba la orquesta, esperando su turno para tocar, yo estaba tranquila, con brazo alzado para sujetar mi expresión sin que ésta tocara el suelo, iba girando mi cuerpo lentamente para que aquellos que estaban en otras direcciones pudieran leer lo escrito, algunos me sonreían, otros me miraban con ojos serios y expresión de condena, el discurso continuaba, y cuando hicieron referencia a la inmigración y a la gran labor de acogida, rompí ese silencio donde el que habla vuelve a tomar aire para la siguiente ráfaga de palabras, diciendo a voz en grito:
.- ¡Y los afectados del incendio están aun sin casa!, me quedé inmóvil, porque ante todo soy persona educada y no iba a caer tan bajo como para fastidiarle a nadie, político o no, el permitirle seguir con su trabajo.
Al ratito aproveche otro momento para gritar:
.- ¡Y las viejitas ya no pueden hacer queso por que sus cabras están muertas!
Una señora se quejó de mi intervención, a mí como comprenderéis, poco me importa lo que la gente piense o deje de pensar sobre mí y mis acciones. Aquello que hago me sale desde adentro, acepto que paso a paso se hace la vida, que si uno lo permite, aun sin saber a donde le lleva, desconociendo el futuro, confiando en que hay una mano mágica que dirige la orquesta, esa orquesta que te permite sentirte viva, esa orquesta que te regala como respuesta cuando alguien te pregunta ¿qué tal? nunca le contestaras eso tan común: “como siempre”, y es que día tras día como siempre, demuestra que vivimos sin vivir, o sin sentir eso para lo que hemos sido creados, que hemos perdido en el camino, nuestra libertad, que nos hemos hecho esclavos de un sistema que nos hiere, podría decir tantas cosas, que al fin se comprimen en una palabra MIEDO.
Mis oídos no escuchaban el discurso, estaba más pendiente de mí y de la gente que leía la pancarta que otra cosa; me quedé mirando a uno de los músicos, cruzamos nuestros ojos, su mirada era tremendamente seria y así como siempre, sin pensar, le guiñe un ojo, una sonrisa dibujó su cara y cada uno volvió a su pequeño mundo.
Al poco rato, el sonido de los instrumentos, sustituyeron al orador con el himno nacional, los dos policías, seguían controlando mis movimientos sutiles y pacíficos, observé y vi al otro lado de la plaza los coches oficiales, así que me alejé en esa dirección, me crucé con un chofer, que leyó mis palabras y le pregunté:
.- ¿Es cierto verdad?
.- Si, en cierto modo si.
Vi como un coche se dirigió a recoger a alguien en una zona donde no había nadie, a excepción de dos policías locales y su coche cruzado, me coloque tras el coche y uno de ellos me dijo:
.- No te quedes tan lejos que ahí no te ven.
.- ¿Puedo ponerme delante del coche?
.- claro, pasa y acércate,
Ni corta ni perezosa seguí las indicaciones del agente, poquito a poco me iba aproximando a los políticos, cuando me encontré de frente con mis dos queridos Nacionales que me pararon.
.- Sra. Usted no puede pasar, este lugar es sólo para las autoridades.
.- Entonces puedo pasar porque yo también soy una autoridad al menos en mi casa, aunque ahora no tengo casa, se me escapó una sonrisa.
.- Señora, yo solo cumplo con mi trabajo
.- Vale, vale, no te preocupes que no pasa nada.
Al ratito pasó una mujer, la llamé, sé que es alguna Consejera, pero no recuerdo cual, ahora, seguro que del Cabildo,
.- Hola, ¿Sabe quien soy?
.- No,
.- Soy la persona acampada frente a Presidencia
.- Ah!, sí, pues mira, esos que van allí son diputados de San Bartolomé de Tirajana, (mi municipio)
.- Muchas gracias, voy a hablar con ellos.
Eran cuatro personajes, les paré, luego pensé que habían tomado otro camino aposta, les explique y me dijeron que hablarían con la Alcaldesa.
Me quedé un poco preocupada pensando la cantidad de chupópteros que había, porque hasta ese momento no conocía la existencia de los diputados en los municipios, afortunadamente descubrí que fue un error de la consejera, eran solo concejales.
La siguiente persona que pasó, fue otra mujer, esta se acercó a mi por su propia iniciativa, era una concejala del ayuntamiento de Las Palmas, estuvo agradable y continuó su camino.
Seguí en mi posición de pancartera, cuando se acercaron tres personas, una me preguntó:
.- ¿Me puede explicar que es esto? Es que no lo entiendo.
.- Si yo hubiera sabido que iba a venir aquí, probablemente no habría escrito esta pancarta, pero ¿Quién es Usted?
.- Soy el Delegado de Gobierno
.- Encantada, yo soy Paloma de Montemayor…. volví a explicarle a grandes rasgos mi historia.
.-Lo que puedo hacer por Usted, es recibirla el lunes, escriba en un folio su caso, me lo trae, y a ver que es lo que puedo hacer, no puedo darle demasiado tiempo porque estoy muy ocupado pero tráigame por escrito en un folio o en dos, el lunes a las 11am.
.- muchas gracias, el lunes iré.
Mientras hablábamos, pasó en el coche que había ido a recoger al Presidente del Cabildo, pero ni se dignó a mirarme, aun así me sentí satisfecha dentro de lo que es que los dos Presidentes no son capaces de enfrentarse a una mujer, al menos el delegado del Gobierno Central sí, claro, que no le había mandado ninguna de mis dulces cartas comprometedoras.
Escribí la carta y me presenté en la Delegación, pero no fui atendida, nuestro delegado se había quedado en Tenerife.
Mañana, día 21 de Diciembre, si los planes no cambian, me recibirá la segunda de abordo, no recuerdo su cargo, pero se encargará de mí en lugar de hacerlo ese político comprometido que se había ofrecido voluntariamente el día de la conmemoración de la constitución. Que facilidad tienen nuestros políticos en faltar a su palabra, no me extraña que el honor se haya ido al traste, Señorita Laura, le han pasado el muerto y mañana nos conoceremos, comprendo que su jefe está muy ocupado, pero si yo quisiera obsequiarle con 1.000.000 de Euros, apuesto a que buscaba un hueco.
Una vez más me ponen en las manos de las mujeres.

1 comentario:

Tino j. Prieto Aguilar dijo...

Los mejores deseos para que la paz, la fuerza y la alegría siempre les acompañen. Pino, Víctor, Tino y toda la gente que les queremos.